15 noviembre, 2008

La Tortuga Ecuestre / Por Juan Carlos Lázaro

La Tortuga Ecuestre es la revista de poesía de más larga existencia en el Perú. Tiene cumplidos treinta años y ha publicado más de 200 ediciones. Aunque su primer número está fechado en enero de 1973, lo cierto es que vio la luz y empezó a circular desde fines del año anterior. Sólo en ese primer número, que concitó la atención de gran parte de la prensa cultural de Lima, figura como director Isaac Rupay, poeta de Hora Zero fallecido prematuramente en 1974. sin embargo, su fundador, único editor y permanente animador es el poeta Gustavo Armijos.La Tortuga Ecuestre –cuyo nombre fue tomado del único libro de poemas que César Moro escribió en castellano– surgió como una reacción contra el monopolio que Hora Zero ejerció desde el comienzo sobre el escenario poético de la Generación del 70. porque si bien el movimiento que fundaron Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruíz promovía la descentralización de la actividad poética más allá de la capital y ofrecía un nuevo espacio a las voces jóvenes de Lima y de provincias, todo esto lo hacía a condición de militar en sus filas. Quienes entonces no se plegaron al movimiento horazerista, hallaron en La Tortuga Ecuestre una tribuna de expresión.Su edición inaugural presentó poemas de Juan Carlos Lázaro, Elías Durant, Santiago López Maguiña, Isaac Rupay y Gustavo Armijos. Nada más. Su formato y diseño, así como la sencillez y brevedad de sus páginas, fueron tomados de Creación & Crítica, la revista (ya fenecida) que por esa época también publicaba Javier Sologuren. Desde entonces, el sello distintivo de La Tortuga Ecuestre consiste en que publica exclusivamente poesía.Hay que señalar, sin embargo, que aunque nació en el contexto de la Generación del 70, La Tortuga Ecuestre no adhirió a sus postulado ni circunscribió sus páginas al ámbito generacional. Empezó estrenando a poetas sin curriculum y que apenas llegaban a los 20 años (algo que ha convertido en otra de sus características), nunca discriminó a poetas que pertenecían a grupos (Hora Zero, Estación Reunida, etc), y pronto abrió sus páginas a poetas de otras generaciones y de otras nacionalidades. Algunos comentaristas han aprobado la amplitud de esta apertura. Otros han visto en la misma falta de rigor para seleccionar a sus autores y sus materiales.Si La Tortuga Ecuestre ha cumplido 30 años de incesante labor de difusión de la poesía peruana ha sido sólo por la tenacidad de su editor, quien persiste en la tarea sin ningún tipo de promoción privada ni de apoyo oficial. El conjunto de sus ediciones constituye acaso el más completo registro de la producción poética nacional de las últimas tres décadas, sobre todo porque recoge la obra de muchos poetas no adscritos a capillas literarias ni a círculos universitarios.
N. del E. En Diario del País.Lima, jueves 24 de junio 2003
OPINA UN POETA DEL ‘70“LOS POETAS SOMOS VISTOS COMO RÉPROBOS”
Por Carlos Cornejo Q.
Gustavo Armijos es uno de los poetas de la década del 70, tiempo en que da a conocer su creación literaria de los círculos, cenáculos y público en general. Este camino de la creación le permitió no sólo un desarrollo y cambio en su poesía, sino también comprender la producción de otros poetas y escritores de su década. Una expresión de esta solidaridad con la poesía la publicación de su revista La Tortuga Ecuestre en la que ha difundido todas las tendencias poéticas. En esta oportunidad veamos sus declaraciones.
¿Cuáles son las fuentes que dan origen a tu poesía?
Considero que mi poesía es un homenaje a esa gran nación que es Latinoamérica, a mí me preocupa sobre todo incluir elementos a través de un ámbito latinoamericano, partiendo del exteriorismo que puso en boga Ernesto Cardenal y la antipoesía del chileno Nicanor Parra.
¿Cómo se desarrolla tu itinerario poético?
En mis primeros poemas las fuentes son arcaicas, una tradición proclive a lo religioso y a los temas familiares: se trata de textos breves, leves, concisos, en que la definición pronominal de un yo no impide una cierta libertad connotativa.Luego, las imágenes son sometidas a una rigurosa depuración y dispuestas, en lugares significativos, hallan peso y esencialidad en un lenguaje de invocaciones.Celebraciones de un trovador es un libro escrito con el furor de los años juveniles. Lo publiqué al borde de los 25 de amarguras, desengaños y cosas definitorias; luego viene Liturgia de la Vigilia, cuya segunda edición motiva esta entrevista y Tierras del Exilio que recoge una confrontación de la realidad peruana con la Latinoamérica a través de la incorporación de una serie de elementos.
¿Cómo ubicarías a la generación del 70 en el espectro de la poesía peruana contemporánea?
Es la más importante generación, gestada por sus propios medios ya que no tuvimos las relaciones que tuvieron los del 60 que, gracias a un grupo de amigos, se ubicaron en lugares estratégicos y, desde allí, desplegaron una labor de autobombo, hasta conseguir la consolidación de un pequeño grupo de nombres que figura en todas las antologías.Sin embargo, la generación del 70 no solamente es Hora Zero y Cia, también debemos incluir nombres importantes que le dan variedad, aunque algunos de ellos sean personajes insulares y hasta marginales; debo mencionar a José Watanabe y su bello libro Álbum de familia, Abelardo Sánchez León, solamente por su libro Rastro de Caracol, Manuel Morales, por su libro Poemas de Entrecasa, César Toro Montalvo, por su libro Especimenes y algunos más porque somos la generación de más variedad en la poesía peruana contemporánea.Pero también deseo hablar de Hora Zero, especialmente de dos de sus grandes conductores con quienes compartí días inolvidables en el Bar Palermo en los años 70 cuando el movimiento recién cuajaba y Verástegui preparaba su famoso libro En los Extramuros del Mundo; Jorge Pimentel con quien me reencontré hace algunos días y me alcanzó un libro importante, Palomino, el cual está escrito con la emoción de un poeta que ha entrado en una etapa de madurez, y también Juan Ramírez Ruiz cuyo libro fue publicado por Omar Ames en su editorial en la “colección poesía”.
¿Ha influido en algo tu salida al exterior para tu poesía?
Para mí es sumamente importante que un escritor viaje porque de esta manera se ensancha su visión y tiene a la mano los elementos cuestionadores de una realidad peruana. Conozco desde el sur del Río Grande hasta Tierra del Fuego. La última vez que estuve fuera del Perú fue el 81 en que tuve la ocasión de conocer la región del Río de La Plata, también Montevideo y luego Buenos Aires, donde constante, en la realidad, el ambiente donde desarrollan su obra los colegas argentinos en un medio tan represivo como el que viví en Centro América, el año 1979. asimismo tuve la suerte de vivir en Nicaragua el triunfo del sandinismo...
¿Qué puedes opinar de la generación del 80?
Ellos están en las mismas búsquedas de las nuestras de los primeros años de la década del 70, pero nosotros fuimos más audaces, porque asumimos el ejercicio poético sin ninguna concesión y eso seguramente producto de nuestra posición antiacadémica.Ellos escriben sus poemas bajo el molde de sus maestros, en cambio nosotros fuimos nuestros propios maestros y solo aceptamos las influencias de autores como Cardenal que he mencionado anteriormente y los autores de la revolución cubana.Pero para ir más directamente a la pregunta que me has planteado me quedo con dos nombres de la generación del 80, Pedro Escribano cuyo Manuscrito al viento fue publicado recientemente y José Antonio Mazzotti por su libro Poemas no recogidos en libro; también hay otros autores que no los ubicaría en el 80 sino más bien el 75, ellos son Mario Montalbetti y Enrique Sánchez Hernani, cuyo libro último nos muestra un escritor maduro y reflexivo.
¿Cuáles son las dificultades que encuentra un poeta peruano en estos momentos?
Creo que en todos los tiempos el poeta ha sido visto como un réprobo, la mala conciencia de su tiempo y esto se agrava cuando en el Perú no hay la adecuación de una política cultural y el Instituto Nacional de Cultura resulta un ente burocratizado con una serie de fósiles literarios y artísticos que no tienen ninguna significación.Se hace necesario la creación de talleres de creatividad. En Caracas tuve la oportunidad de asistir al taller Rómulo Gallegos, el taller Cal y Canto; aquí recién el Banco Central de Reserva ha creado un taller en su auditorio y me parece importante que otras instituciones tomen esta iniciativa.Se tiene que variar también el sistema educativo, aquí cualquier profesor se hace cargo del curso de literatura y los alumnos, al final, terminan odiando la literatura. He sido testigo que en las Escuelas Superiores de Educación Profesional se trafica con el curso de arte, al alumno se le enseña de todo; desde cantar un huaynito hasta confundirlo definitivamente en la esencia del arte.
N. del E. En Callao. Revista Peruana. Callao 25 de Junio – 25 Julio 1983.
LA TORTUGA ECUESTRE YA AVANZÓ 18 AÑOS
Caso de singular constancia es el del poeta Gustavo Armijos, director y fundador de “La Tortuga Ecuestre”, publicación poética que llega a su 18º aniversario. Sobre sus inicios, mantenimiento, distribución y otros factores, dialogamos con Armijos.-¿Cuándo se fundó ‘La Tortuga Ecuestre’?-Fue fundada en 1973. desde ese entonces son 72 los números publicados, el último dedicado a la desaparecida poeta Lola Thorne. Por tal motivo presentamos una edición facsímil de toda la colección completa. Quiero recalcar que la edición de estos facsímiles es limitada, sólo para coleccionistas, por el alto costo que demanda.-¿Qué números puede destacar de esta edición facsímil?-Se encuentran números especiales como el que le dedicamos, por ejemplo, a los poemas inéditos de Martín Adán; ejemplares dedicados a los denominados poetas ‘proletarios’ y también a los poetas de provincias.Cuéntenos los inicios de esta publicación-Es algo insólito que una revista de este género cumpla tantos años. Recuerdo que la idea surgió en el Bar Palermo. Nació como una revista universitaria y continúa siéndolo.-¿Cómo se subvenciona?-Es un esfuerzo personal, no recibo apoyo estatal. Se dan algunos casos en que los autores publicados cubren en parte los gastos. ‘La Tortuga...’ no solamente publica a autores consagrados, sino que también da oportunidad a poetas jóvenes para que publiquen sus textos.-¿Puede mencionar a algunos poetas que se dieron a conocer a través de su revista?-En la publicación surgieron nuevos valores que ahora tienen renombre internacional. Uno de ellos es Enrique Verástegui, miembro del grupo Hora Zero, que publicó en ‘La Tortuga...’ sus primeros versos. También Roger Santibáñez, miembro destacado de los ochenta.-¿Se mantiene el grupo fundador de la revista?-Obviamente con el tiempo ha habido algunos cambios, pero se mantiene la mayoría de los que emprendimos esta aventura.Armijos cuenta que se ha publicado una serie de libros con el sello de La Tortuga Ecuestre. ‘Los memorables del 70’, que comprende una antología de los poetas más importantes de esta generación, un libro en homenaje a César Moro, el único que publicó su poesía en castellano. En el presente año: ‘Poesía Peruana del 70. Generación Vanguardista’, de César Toro Montalvo.-¿Qué nos puede decir sobre el libro de Toro Montalvo?-Es un valioso estudio sobre la generación del 70, sus autores, las revistas que circularon por aquel entonces, los libros que se publicaron... en fin, es una contribución ensayística y bibliográfica muy importante para entender esa fase importante de la poesía peruana.-¿Cómo ve el futuro de ‘La Tortuga...?-Nosotros hemos encontrado la fórmula para combatir la inflación y los problemas económicos. No es que nos adelantemos al tiempo pero la poesía de calidad perdura. Tenemos un público ganado en las universidades. Ahora se ha abierto el radio de acción de la poesía, porque anteriormente se centraba en los jóvenes poetas de San Marcos y la Católica. Con el transcurrir del tiempo ese ámbito se ha abierto.-¿Sus ventas producen ganancias?-No, nosotros generalmente recuperamos lo invertido para editar los siguientes números. Hemos creado un pequeño fondo editorial, cuyo principal aporte material es mío. La publicación circula en toda Latinoamérica y recibimos correspondencia de casi todos estos países. En México se le ha rendido un homenaje en una publicación de ese país.-¿Qué podría decirnos de la generación del 70, a la cual pertenece?-Fue una generación antiacadémica, que creció al influjo de la poesía de la calle, una poesía con los ojos bien abiertos.
Lima, viernes 15 de febrero de 1991 El Comercio
TREINTA AÑOS VITALES EN LUCHA POR LA POESÍA
Por César Ángeles Caballero
1. POR EL CAMINO DE LA HISTORIA
1973 estrenaba las primeras páginas de su calendario, y en los ámbitos literarios y de contertulios poéticos, surgía el inconfundible formato de La Tortuga Ecuestre, notable revista literaria, cuyo nombre había tomado su fundador: Gustavo Armijos, del lúcido y señero poemario de César Moro.Por la trascendencia, el esfuerzo titánico, la vehemencia sin límites y la capacidad de convocatoria, demostrada por su Director y Fundador el modélico poeta Gustavo Armijos. En su homenaje por estos treinta años hilvanaremos unas apostillas sobre la trayectoria ejemplar del proceso aportado por La Tortuga Ecuestre.a) La tímida fundaciónDe acuerdo con el espíritu y personalidad silenciosa, pero efectiva y singular, Gustavo Armijos hizo aparecer como Director de La Tortuga Ecuestre a su amigo el poeta Isaac Rupay, militante del importante movimiento poético Hora Zero. Fue una época difícil en lo cultural y en lo político, pero la empresa editorial siguió su curso indeclinable, hasta cumplir este trigésimo aniversario.Entre los números iniciales de los años 1973, 1974, figuran veintiún poetas lo que demostró su inicio trascendental, porque figuraba nada menos que Martín Adán, columbrando sus inicios con una brillante perspectiva. Era la época también de las animadas y vibrantes tertulias literarias, colmadas de insurgentes poetas que dialogan misterios y conjugan fantasías en los acogedores salones de: “l Palermo, Versalles, Wony y otros menores; igualmente se vocean heterogéneas revistas literarias: Girángora, Mabú, Hipócrita Lector y renovó a otras: Primero de Mayo, Estación Reunida, Gleba, Hora Zero, etc., en un plan de ejemplar eclosión y revolución cultural en la que los poetas ambulaban con “poemas y manifiestos” de corte social y cultural, sin faltar lo político, en busca de la verdad y la equidad social, en tumultuosos y fascinantes cenáculos.Asimismo fue la época en que se estrenaban antologías poéticas con Alberto Escobar (1973) y José Miguel Oviedo, “Estos trece” (1973), además del aporte de Augusto Tamayo Vargas. Así La Tortuga Ecuestre ha logrado editar el número vital de 220, regularmente publicados cada mes, aparte de los números especiales y extraordinarios.b) Los alcances sin límitesLa Tortuga Ecuestre, si bien en su inicio acogió preferentemente a los poetas de la Generación del 70, sus páginas democráticas estuvieron y están abiertas a todos los poetas, cuyas creaciones guarden el sello de la belleza aédica y su sincera creatividad.
2. LA ANTOLOGÍA DE LA POESÍA PERUANA CONTEMPORÁNEAESTRUCTURA Y CONTENIDO
a) EstructuraEl título es llanamente: POESIA PERUANA CONTEMPORÁNEA. Antología selecta de La Tortuga Ecuestre, “Prólogo, selección y notas” de Gustavo Armijos, publicada por Ediciones Cultura Peruana, Lima, 2003, 300 páginas de la serie Antologías. En la portada o carátula figura una excelente fotografía de César Moro. Su presentación es bella y excelente.b) ContenidoEn las 300 páginas figuran 70 poetas, siendo mayoría los pertenecientes a la generación de Armijos, es decir del año 70. Se inicia con Martín Adán (1908 – 1985), con sus poemas “Quarta Ripresa”, “Poesía, mano vacía”, y “Poeta, dime tu oración callada...” y concluye con Miguel Ildefonso, con 5 poemas.Respecto al contenido total es importante señalar los criterios básicos con los que ha sido elaborada esta antología, criterios expresados por el propio autor y que especificamos puntualmente.1) “Los autores han sido ordenados en secuencia cronológica, según su fecha de nacimiento, con la noticia relativa a su bibliografía” (Pág. 13).2) Priman como es lógico y natural los poetas de la generación del autor (70).3) “En esta antología hemos reunido diversas voces contradictorias y disonantes entre sí... (Pág. 11).Esta antología basa su contenido en aquellos poemas publicados en la revista y que desarrollan las diversas tendencias utilizadas por los poetas de las distintas generaciones (...)”.“Quizá lo interesante de esta antología es que más nos interesa el poema que el autor”.Consecuentemente, de acuerdo con lo ya expresado rendimos nuestro más cálido homenaje a Gustavo Armijos, por el fructífero 30 Aniversario de la fundación de la memorable revista literaria “La Tortuga Ecuestre” y le auguramos muchísimos años de vida continuada, brillante y perlada como los puquiales de nuestra míticas cordilleras, alumbradas por el sol auroral de fulgentes rayos de nuestro ancestral Inti; y, que no desmayen los ímpetus y esfuerzos trascendentales por mantener a “La Tortuga Ecuestre”, como símbolo y signo de nuestra poesía contemporánea.
SOBRE LA ANTOLOGÍA DE LATORTUGA ECUESTRE
Por Raúl Jurado Párraga
Realizar un acercamiento a las diversas antologías de poesía que se han producido en nuestro país es una historia de la arbitrariedad valorativa y de la desigualdad cultural. Afirmo este hecho en la medida en que cada antología que existe en el mercado es un registro mutilado a gusto de] antologador que certeramente Juan Ramón Jiménez llamó antologías. En todo caso, organizar un muestrario, florilegio, antología, conglomerado o muestra de poesía es de por sí, una aventura para construir una mirada de la diversidad cultural y han sido varias los trabajos editados en esta línea recordamos algunos trabajos polémicos como: la famosa antología las Voces múltiples de 1918. El trabajo de Ricardo Silva Santisteban editado por la Biblioteca Nacional, la última antología de Ricardo Gonzáles Vigil editado por Petroperú, con el trabajo antecedente editado por Edubanco. Digo textos polémicos que se muestran como registros del museo del olvido y de la arbitrariedad crítica al no haber considerado algunos poetas que por sus textos merecían ser considerados en dichos parnasos más que algunos poetas que no justifican su inclusión. Recuerdo a Borges que dice algunos ingresan al parnaso de la literatura pero no hacen literatura. Y muchas antologías son eso un bluf de estrellitas momentáneas que terminan como registros para la historia.Otras antologías pretenden ser muestras generacionales y aparecen con rótulos de rimbombantes como antologías de la nueva o novísima poesía peruana aquí podemos mencionar a textos como: Estos trece de José Miguel Oviedo, los nuevos de Leonidas Cevallos, la Ultima cena de José A. Mazzoti y compañía a la que podemos agregar Bosque de Huesos, Curso de la realidad de Ricardo Falla y Sonia Luz Carrillo, poesía de los 90 de Santiago Risso, poesía de los 80 de José Beltrán Peña. Textos que agrupan voces interesantes pero unidas por un cordón umbilical llamado amistad. Con estas muestras incluso se pretende dar líneas de trabajo canónico en la poesía peruana. Estos textos funcionan corno centros de escritura, corno centro de sujetos poéticos canónicos y por consecuencia inamovibles iceberg que se alimentan del halago y la voz que nace de los periódicos. Aquí la periferia poética no tienen espacios visibles y tienen que organizar su propia muestra acaso para saber que existen otros sujetos poéticos.Otro lugar expectante es el que se puede leer a partir de las llamadas antologías panorámicas o generales que rastrean textos y sujetos desde tiempos antiguos hasta la modernidad. Aquí recordamos trabajos como el de - César Toro Montalvo, de Alejandro Romualdo y Sebastián Salazar Bondy - ( quizás para mi gusto una de las mejores muestras equilibradas que se ha dado a conocer en nuestro país) Ricardo Gonzáles Vigil, etc. Que por la ampulosidad o selectividad a veces deja en el camino vacíos que difícilmente se llenará.No puedo también dejar de mencionar otro tipo de trabajos que forman parte de este innumerable concierto de muestras poéticas como Por ejemplo: antología de la poesía proletaria de Víctor Mazzi. Poesía revolucionaria del Perú de Alfonso Molina, y los trabajos realizados por José Vargas y la Casa del Poeta, alumbramiento verbal de las 90 (una interesante muestra de poesía femenina, a parte de otros textos representativos de esta línea de trabajo). Lugar a parte ocupan las muestras de poesía regional que darían un nuevo e interesante registro documentalPero que debería en todo caso, significar una antología seria o al menos tolerable en nuestro país. Quizás dar criterios con las cuales se organizaría una antología sea también una forma de tratar de entender la cultura de nuestro país. En primer el que asuma un trabajo de esta envergadura debe ser un lector informado, un crítico desapasionado al momento de realizar la selección de los textos. Es decir, preferir los textos al nombre del autor. Por otro lado, contrastar el verdadero valor de los discursos y considerar una buena selección. Explicar en todo caso, la parte conceptual o criterios que se han tomado en cuenta para realizar la selección de los textos que conformarán la antología, esta parte es de vital importancia ya que aquí se sustenta los diversos criterios de selección de inclusión o exclusión. Las antologías no pueden ser simplemente un aglutinar de textos sino un buen ejercicio de contrastación, análisis, selectividad y por que no de gusto estético. Podría agregar más ideas pero quiero detenerme aquí. Para dar paso al trabajo que nos convoca esta noche.El trabajo silencioso y perdurable es un mérito que vence al tiempo y al rumor de una crítica afectada y malsonante. En este camino se halla la edición, difusión, y presencia de la Tortuga Ecuestre revista de poesía que empezó su trajinar el año 1973 bajo la dirección de Isaac Rupay y del poeta Gustavo Armijos, Revista que huele a historia y tradición. Es difícil, no darle méritos a la cantidad de páginas que han sido editadas y que ha mostrado parte o casi toda la poesía peruana. En razón, a ese trajinar constante, por más de treinta años esta breve revista se ha convertido en un símbolo de una época que ha querido testimonearse en un libro que recoge voces que podrían llamarse si se quisiese la antología de la otra poesía peruana"' a pesar de que se pueden hallar errores visibles que se pudieron haber superado. Pero como siempre se dice el error también representa una apuesta y hay que dejar por el momento esta observación para dar paso al libro como conjunto.En primer lugar es una sorpresa hallar nombres cuyo rescate resulta fundamental para la poesía peruana como: Guillermo Chirinos Cúneo, Juan Cristóbal, Juan Ojeda, Víctor Mazzi, José Rosas Ribeyro, Armando Arteaga, José María Gahona, Julio Aponte, etc., quienes por derecho propio han trabajado textos sugerentes e importantes. Creo que esta es una antología que ha sabido conjugar nombres y textos, primando a decir del autor, gestos de este texto los discursos antes que los nombres. Quizá en algunos casos se han excedido en página para algunos poetas pero el hecho es que estamos frente a un libro que muestra en sus páginas a varios escritores que han transitado sus textos por la revista y de ahí, que algún comentarista sobre este texto no se fijó este detalle y reclamó la inclusión de algunos autores. Este libro en todo caso, es un texto importante en la medida del equilibrio de selección, pues se hallan autores constantemente antologados y los otros (periféricos, marginales) que por textos son considerados y revalorados de manera justa y relevante.Para terminar debo en todo caso, agradecer el gesto de Gustavo Armijos por permitirme reflexionar preliminarmente y voz alta algunas ideas que me ha suscitado este singular libro llamado a engrosar desde otra óptica la poesía peruana.
N. del E. En Avanzada Cultural. Biblioteca Nacional del Perú. Lima, 17 de setiembre 2003.
PERFIL Y CELEBRACIÓN DE LA REVISTA LA TORTUGA ECUESTRE
Por César Toro Montalvo
La Tortuga Ecuestre es un signo para la historia, una fecha de vellocino que se abren en páginas de olla y de pensar. No en vano sus líridas se encuentran reunidos para un banquete, sino que asimismo cantan en voces y acentos que deciden su perennidad.Muchos de ellos han crecido como almácigos, otros se han elevado en árboles fecundos y altísimos, en medio de su bosque interminable, algunos más y otros menos alfombran la inmensa pradera que los congregan en sus páginas.Treinta años o sesenta lustros nos hace recordar que existe La Tortuga Ecuestre para gloria y méritos de su poeta que lo vio nacer, crecer y existir... No es para menos, que su poeta se llame Gustavo Armijos, ya varias plazuelas o calles llevan su nombre. Regocijo que seguramente puede lidiar para que los manuales o historias literarias del Perú lo recuerden complacido. Si fui testigo, fue por el azar que nos destinó el camino, el camino de la literatura. Fui testigo de esta aventura por eso lo reclamo. Vi a Gustavo toreando como en sus mejores faenas. Torero de color, ni el sol le ha quitado el brillo de su diamante negro. Ni aún en los peores días lo vi desteñirse. En la sombra lo vi crecer con su clásica chompa a lo Leopoldo Chariarse, o mejor dicho con su pulóver de cuello V.Para mí es un honor que me llena de beneplácito al presentar esta noche el tesoro selecto de un libro que lleva por título Poesía Peruana Contemporánea. Antología de la Tortuga Ecuestre. Por eso, y como una muestra generosa de desprendimiento, ha reunido a 70 poetas quien sabe como un elogio a la generación del 70, del que forma parte Gustavo Armijos. Claro está por supuesto, que existe una extensa selección generosa o una muestra de lo que ha aparecido en La Tortuga Ecuestre. Naturalmente que el número de poetas que ha publicado la revista sobrepasa a los poetas aquí reunidos.Desde Martín Adán hasta Miguel Ildefonso son 70 años de la poesía peruana del siglo XX, lo que recoge esta antología. Gustavo Armijos ha sabido elegir con rigor y equilibrio a los poetas seleccionados. Impecable trabajo de antólogo, impecable edición, impecable signo para la historia de la literatura peruana.Pero, además creemos, que todo se lo debe a César Moro, ese gran surrealista hispanoamericano que supo coronar con creces el tesoro que aguarda La Tortuga Ecuestre, el libro mayúsculo de resonancia que acaso César Moro debe estar alegre, que alguien lo recuerde permanentemente. Ese milagro que ahora es viviente se lo debemos a Gustavo Armijos. Y como para recordarlo asimismo, allí está en la carátula con esa mirada profunda, y su sombrero que lo caracteriza.Sé que para los presentadores aquí elegidos seguramente podrán apreciar con mayor rigor o vuelo crítico, que acaso superarán mis palabras valorativas.La Tortuga Ecuestre ha sobrepasado los 220 números. Si duplicamos la edad que ahora tiene Gustavo Armijos, seguramente la revista habría llegado a los 500 números. Rogamos que así sea. El alma de esta revista conjetura en varios símbolos, que en gesto y nobleza, nos dice que Armijos dejó de vivir, pero sigue vivo. Rockero o de la salsa pura, el son le viene desde las raíces. Y eso, y mucho más, ha acompañado a su director, durante estos 30 años conmemorativos. Porque todo gesto que se da así con júbilo o riqueza más allá de la pobreza, se debe celebrar. Y que cante a los Dolton’s, como lo sabe hacer Gustavo Armijos.Inicia el libro con la presencia de Martín Adán que recoge textos de Travesía de extramuros y Diario de poeta, y desde luego nos habla desde el hermetismo barroco y su palabra existencial. De otro modo es significativo el rescate de la poesía quechua a través de Reynaldo Martínez Parra, para presentarnos posteriormente a Vicente Azar, tomado de su libro Arte de olvidar, y un texto nuevo. Mención aparte recoge la poesía casi mítica o caudalosa de Augusto Tamayo Vargas, y fijarse más adelante en la gran poesía neoindigenista y proverbial de Mario Florián, que esta vez su texto a “Machu Picchu”, y “Pastorala”. Entre dramática y autobiográfica discurre la poesía de Leoncio Bueno. También está presente la poesía cristalina y universal de Yolanda Westphalen, para pasar a la dicción obrera de Víctor Mazzi Trujillo.No podía estar ausente la presencia de los poetas hispanoamericanos como es Carlos Germán Belli, o el lirismo de Leopoldo Chariarse, o del propio José Ruiz Rosas, amén de la recordada Lola Thorne. Están presentes algunas de las voces de la poesía de Livio Gómez, de acento fraternal; la poesía de esencia, o lírica sugerencia de Carmen Luz Bejarano, para pasar al vuelo insondable y polifónico de Manuel Pantigoso, o entre amoroso y testimonial en Winston Orrillo, y un poeta ave raris del 60, Guillermo Chirinos Cúneo. De otro modo Juan Cristóbal en una poesía en prosa de gran vuelo social, y llegar a la poesía cristalina de Ricardo Silva Santisteban. Y tan notable como la palabra de Marco Martos. La faceta nueva mitológica y andina la trae Carlos Zúñiga Segura. Dramática y tensa resulta la poesía de Danilo Sánchez Lihón, hasta leer el preciosismo poético de Juan Ojeda, y es gratísimo leer la poesía perfecta de Armando Rojas. Sumemos los nombres de Julio Carmona o la esencia amazónica de Jorge Nájar, o mi poesía que pertenece a País resentido, y encontrar sorpresas de la poesía de Heinrich Helberg, Javier Huapaya, Samuel Cardich, Jesús Cabel, Eduardo Urdanivia Bertarelli; y la voz central de uno de los mejores poetas del 70, en Tulio Mora. Continúan la presencia de la poesía de Gloria Mendoza Borda, Sonia Luz Carrillo, o José Rosas Ribeyro. Alguien a Enrique Verástegui como el Ezra Pound de América, y con mucha razón, y aquí entre sus páginas aparece la faceta del vanguardista que coloca a Verástegui en alto sitial. Mencioné además a Isaac Rupay, quien publicó por primera vez la revista La Tortuga Ecuestre, aquí presente; citemos también la poesía de Rosa Natalia Carbonel, Giovanna Pollarolo, Carlos Guevara, la grata poesía de José Pancorvo. No podía estar ausente –desde luego– la poesía de Gustavo Armijos, motivo de esta celebración, trovador protagónico de extensa sabiduría.Así, además, se encuentran poemas de Julio Chiroque Paico, Armando Arteaga, Juan Carlos Lázaro, la poesía crítica fundacional de Carlos Guevara; y además a Julio Aponte, Marita Troiano, Roger Santibáñez, José María Gahona, Luzgardo Medina, Eduardo Chirinos, la impasible poesía de Rosella Di Paolo, de otro modo a Carlos Oliva Valenzuela, Raúl Jurado Párraga, al hermético surrealista y sensual Elí Martín, a Carlos Reyes Ramírez, Juan Carlos de la Fuente, Rocío Silva Santisteban, Juan Vega Moreno, Luis Fernando Chueca, Antonio Sarmiento (de voz nueva), Carlos Bayona Mejía, Miguel Ángel Guzmán (de notable lirismo), Ricardo Ayllón, Luz Vilca, Tania Guerrero, y culminar con una voz distintiva de Miguel Ildefonso.Gustavo Armijos con esta antología seguramente obrará en gozo y júbilo. Lo cual indicará que debe tranquilizarse, y tranquilizarnos, por esta obra que magnifica su nombre. En paz luchemos para seguir con este milagro llamado literatura. Y Gustavo lo necesita, como nosotros lo necesitamos para seguir al lado de él. Por eso yo pido un voto más de aplauso para brindarle nuestro reconocimiento, y continúe con el éxito de La Tortuga Ecuestre.

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